ANUDAN EL CABO DE UNA CEREZA CON LA LENGUA

12 feb 2010

LOS FAROS


La penetro mientras me da la espalda,
aunque esté frente a mí.
Espera que aparezcan los faros,
de pie sobra la ruta vacía.
Ha dejado su modesto equipaje
a un costado.
Se travistió de chica de su casa,
con peluca de nylon, faldas inverosímiles
y una camisa blanca, imperdonablemente
bien planchada.

Sus ojos me atraviesan
como si yo fuera de papel.
Penetro a una pasajera
en tránsito.
Ella busca
la irrupción de los faros
en la curva.
La señal de que éste es el lugar
desde donde se puede
empezar de nuevo.
Esa es la historia
que le contó a Manon
la chica que gobierna los faros.

Manon calla, mira,
sueña, ayuda y espera,
ayuda con su espera
al ajuste definitivo de los faros.
Ha creado una doble
que se para en la ruta,
a esperar.
Manon no está completa.
La doble es una muñeca de madera,
con faldas y peluca,
con una cavidad abierta
a la altura del pecho
donde se aloja el corazón
hipnotizado y tembloroso
de Manon.

Quiero ser el faro de Manon
en la tormenta.
Que busque en mí.
Que me deje guiar
su barca.
Se lo suplico,
sin que Manon se mueva.
Manón está mirando a su muñeca.
Si aparecen los faros en la niebla,
correrá de alegría.
Si no aparecen dentro de cierto tiempo
(¿cuánto tiempo es posible esperar los faros?)
la muñeca podrá girar,
recoger su equipaje,
abandonar su puesto de vigía,
regresar a casa.
Es posible, también, en esos casos,
que la muñeca no de señal alguna
excepto un hilo rojo manchando la camisa,
cuya última e intermitente gota
caiga sobre el asfalto.
Convivo con el riesgo del disparo,
la desaparición y la espera
insensata
de Manon.

La penetro mientras dibujo en su pelo
la forma de mi faro.
"Yo seré tu farera", le digo,
"dejarás el asfalto por el mar".
Y el pelo de Manon no huele a sal todavía.
Huele a combustible de automóvil.
A viento que trae y lleva las promesas.
Estoy enamorada de Manon.
Esperaré aprendiendo
el flujo lunar de las mareas,
enviándole señales cada noche
al corazón que se consume y se cansa
en el pecho horadado e inmóvil de su muñeca.





Foto: Cindy Sherman, Untitled Film Still Nº 48, 1979.
Film: Lucía y el sexo, Julio Medem, 2001.

4 comentarios:

  1. Hermoso trabajo ser farera.
    Competir con la luz.
    Señalar el camino.
    Advertir de los peligros.

    ¿Sabrá Manon todo eso?

    ResponderEliminar
  2. Hay quien se gana su puesto con esfuerzos,con artimañas,algunas nacimos para ello,otras más para vagar sobre carreteras esperando encontrar,eso,que un día creímos. Perséfone,tuve que cortarme el collar,me estaba ahogando,yo de aquí de allá,de todo el mundo,vagabunda,sin dueño,soy libre...y atarme a una presencia constante me estaba haciendo daño,ver palabras tan afiladas que cortaban mi sueño de escribir no es mi ideal,se qué sabran disculparme,yo estaré siempre,remontandome como el viento sobre sus tierras,sobre sus pies,sí de babilonia,de pájaro de china,de pablo libre,de pulgarcito,ojalá pudiera de Mr Variopaint (le saludo y me inclino,lo echo de menos),pero siempre volveré,lo prometo. Un beso para todos.

    Perséfone,delicia como siempre,yo intento recobrar mis letras,no sé donde las deje,no sé sobre que viento mis alas van,pero si de algo estoy segura,siempre estaré rendida a babilonia. Makeda de aquí,de allá de todo el mundo.

    ResponderEliminar
  3. Los faros aquí perdieron sus fareros, ahora son automáticos, como todo.
    un beso

    ResponderEliminar
  4. Vamos las putas. Las de Babilonia y de más aquí.

    ResponderEliminar

DAME TU LENGUA.